"José, hijo de David", así lo llama el ángel. El hecho sobresaliente de la vida de José es el matrimonio con María.
San José - Imagen Aciprensa |
El matrimonio de José con María fue un verdadero matrimonio, aunque virginal. Poco después del compromiso, José se dio cuenta de la maternidad de María y, aunque no dudaba de su integridad, pensó "dejarla ocultamente". Siendo "hombre justo", añade el Evangelio, no quiso admitir sospechas, pero tampoco avalar con su presencia un hecho inexplicable. La palabra del ángel aclara el angustioso dilema. Así él "tomó consigo a su esposa" y con ella fue a Belén para el censo, y allí el Verbo Eterno apareció en este mundo, acogido por el homenaje de los humildes pastores y de los sabios y ricos magos, pero también por la hostilidad de Herodes, que obligó a la Sagrada Familia a huir de Egipto.
San José vivió en humildad el extraordinario privilegio de ser el padre putativo de Jesús, y probablemente murió antes del comienzo de la vida pública del Redentor.
Su imagen permaneció en la sombra aun después de la muerte. Gregorio V declaró el 19 de Marzo fiesta de precepto (ahora ya no lo es); después Pio IX proclamo a San José Patrono de la Iglesia Universal. El último homenaje se lo tributó Juan XXIII, que introdujo su nombre en el Canon de la Misa.
San José es el criado fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia.
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