San Ignacio de Loyola. Imagen Ecce Christianus |
El efecto es producido por la constante repetición del lema, palabra, escogido por cada persona, pidiéndole al Espíritu Santo que le inspire la frase o pensamiento, a grabar en la memoria que corresponde al estado de nuestra alma o a la necesidad de nuestro espíritu. Estas palabras, deben ser cortas y referirse al amor de Dios.
Algunos ejemplos tomados de los santos:
- Para San Francisco la frase que lo fervorizaba era " Mi Dios y mi todo"
- Para San Ignacio el pensamiento que lo lleveba a dar su vida plenamente para obtener que el Señor, fuera más honrado y amado era "Todo para mayor gloria de Dios"
- Para Santo Domingo Savio el Lema era "Prefiero morir antes que pecar"
- A los tres niños de Fátima, el Secreto que los llevaba a hacer sacrificios y a portarse muy bien era: "Oh Jesús, es por tu amor, y por la conversión de los pecadores".
He aquí otras mensajes de amor:
- Todo por ti Corazón Divino de Jesús.
- Jesús, María y José, que os agrade la conducta mía.
- Jesús, en ti confío.
- Jesús, Tú y yo somos uno. Lléname de ti.
- Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.
- Señor, ten compasión de mi y del mundo entero.
- Todo por Jesús.
- Jesús yo te amo mucho.
- Señor, mi alma tiene sed de ti.
- Protégeme Señor que me refugio en ti.
- El Señor es mi pastor, nada me falta.
- Señor, Tú eres mi Dios, a Ti te buco.
Los tres niños de Fátima. Imagen Aciprensa |
Lo que interesa no es cuántas veces repetimos la oración o el lema sino con qué amor la decimos, porque como enseñaba San Francisco de Sales, en la oración lo que cuenta no es la cantidad sino la calidad.
Si buscas a Dios y amas a Dios, te estás divinizando. Pero si vives buscando lo terreno y te aficcionas a lo sensual, que quieres que te diga? Te estás "animalizando". Yo no quisiera jamás "animalizarme", pero anhelo "divinizar" mis acciones. Por eso quiero hacerlo y sufrirlo todo por amor al buen Dios.