Natividad de la Virgen María - imagen EWTN |
La Santísima Virgen María, hija de San Joaquín y de Santa Ana, esposa de San José y madre de Jesús. Según la doctrina de la Iglesia Católica, María fue desde el primer instante de su concepción por privilegio único, exenta del pecado original, por consiguiente no conoció los dolores de parto, ni de enfermedad física, ni la separación entre cuerpo y alma en la muerte, porque según San Pablo recuerda a los Romanos en (5,12), es "por el pecado que entró en el mundo la muerte".
María, criatura hecha como un espejo transparente donde el Espíritu Santo se refleja, es la única persona exclusivamente humana que es perfecta; la hizo con todas las cualidades y adornada con todos los dones. María es la belleza divina humanizada, es hermosa con la hermosura de la pureza, con la hermosura del amor, la verdadera mujer ideal y real, sin la más mínima turbación como acontece en todas las demás criaturas, Inmaculada, es decir inocente, sorprendente. ¿No es para nosotros un modelo inspirador?
Que de ninguno de nosotros se digan estas tristes palabras: "¡Vivió sin haberla amado! ¡Murió y no podrá ir a verla! Evitémolo. Hagamos una buena confesión, asistamos a la Sagrada Eucaristía, comulguemos, oremos el Santo Rosario y hagamos buenas obras; porque la fe sin obras es muerta.
María, criatura hecha como un espejo transparente donde el Espíritu Santo se refleja, es la única persona exclusivamente humana que es perfecta; la hizo con todas las cualidades y adornada con todos los dones. María es la belleza divina humanizada, es hermosa con la hermosura de la pureza, con la hermosura del amor, la verdadera mujer ideal y real, sin la más mínima turbación como acontece en todas las demás criaturas, Inmaculada, es decir inocente, sorprendente. ¿No es para nosotros un modelo inspirador?
Que de ninguno de nosotros se digan estas tristes palabras: "¡Vivió sin haberla amado! ¡Murió y no podrá ir a verla! Evitémolo. Hagamos una buena confesión, asistamos a la Sagrada Eucaristía, comulguemos, oremos el Santo Rosario y hagamos buenas obras; porque la fe sin obras es muerta.
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