lunes, 28 de mayo de 2018

Cristo en su Ascensión, muestra nuestro destino: La Patria Celestial.

La  iglesia ha trasladado la solemnidad de la Ascensión del Señor, que se celebra un jueves, al séptimo domingo de Pascua.

Ascensión del Señor - Revista Ecclesia
El libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-11) nos relata cómo los discípulos quedaron asombrados contemplando la Ascensión de Jesús, y de inmediato se le aparecieron "dos hombres vestidos de blanco" que les preguntaron: "¿Por qué permanecen mirando al cielo? Este Jesús que ha sido llevado al cielo, volverá así como lo han visto marcharse". También el Evangelio de San Mateo nos cuenta  como el Señor Jesús, al ascender, le dice a sus discípulos: "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo". Estas descripciones de la Sagrada Escritura se convierten para nosotros en fuente de esperanza, porque nos aseguran que Cristo no se fue para dejarnos solos, sino que ascendió a los cielos para mostrarnos  cuál es el verdadero destino de los hijos de Dios: entrar en el santuario del Padre, la patria celestial.

Por otra parte, las palabras de los hombres de blanco hacia los discípulos deben resonar en nuestras mentes para que nos sitúen en la realidad y recordarnos que no debemos quedarnos mirando al cielo, sino volver la mirada al mundo con el compromiso de trabajar por el Evangelio para ser dignos de la gloria celestial, porque con la fiesta de la Ascensión del Señor, vamos afirmando que nuestro camino no acaba con la muerte y en la nada, sino que nuestra vida se dirige a la gloria del cielo y a la plenitud de la paz.

domingo, 20 de mayo de 2018

Promesa de Jesús a sus discípulos.

Imagen Paráclito
El Señor Jesús había prometido a sus discípulos que iban a ser bautizados en el fuego del Espíritu Santo , y que la llegada del "Paráclito" (título que Jesús da al Espíritu Santo) les iba a fortalecer, quitar el miedo y guiar para ser sus testigos . La lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 1-11, nos recuerda el momento del cumplimiento de esa promesa, donde los apóstoles, reunidos en oración reciben el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. 

Ahora cuando una nueva luz inunda su casa y conforta sus corazones encontraron la fuerza para superar los temores y anunciar hasta el final que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida. El Espíritu Santo nos saca de nuestra cobardía y debilidad. El lenguaje del Espíritu destruye todas las barreras, inunda de luz el corazón, suscita la fe en los hijos alejados. 

El Espíritu que recibieron los apóstoles y que es derramado sobre los creyentes de toda condición, (Joel 3,1) es fuente de vida, alegría y esperanza, depende de nosotros, dejarnos sanar y transformar por Él.

El Espíritu del Señor llena la tierra.

Te bendecimos Jesús resucitado, por haber enviado tu Espíritu Santo Consolador sobre tus apóstoles. Oraban unidos a María, cuando el fuego de tu amor los abrazó, transformando sus corazones y sus vidas. Gracias Señor, por haber cambiado su miedo en valor y su ansiedad en una gran paz; su falta de entendimiento en testimonio poderoso que alcanzó los confines de la tierra.

Pentecostés - Imagen Aciprensa
Como cada año, en este tiempo también, el día de gozo por fin ha llegado, en nosotros al igual que en los apóstoles, desciende glorioso el Espíritu Santo, en forma de lenguas ardientes, cayendo sobre nosotros el fuego de amor, y poniendo en nuestros labios palabras de amor, abriendo nuestros corazones y colmándolos de calor.

Dejemos que el Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad, obre en nosotros. Abandonémonos a todos sus movimientos y no temamos. Él es sabio, suave y discreto que lo único que causa es el bien. ¡Cuánta bondad la de este Espíritu Paráclito para todos, pero es más grande para los que lo buscan!

Para recibir el Espíritu Santo no es necesario estudiar ni saber muchas cosas, es necesario solamente ser humildes y mortificados. Dígnate envolver mi espíritu en el tuyo con tanta fuerza, que yo quede sepultada en Tí para verme libre de mí misma.

                                                                                                                Madre Esperanza.

jueves, 17 de mayo de 2018

La Vida Hoy

Casas grandes, familias pequeñas
más diplomas, menos sentido común
Medicina avanzada, salud precaria
conoce el mundo, no conoce los vecinos.
Mucho rendimiento, y menos paz de espíritu
Mucho conocimiento, y menos sabiduría.
Agendas llenas y poco tiempo para amar.
Muchos amigos virtuales, y sin tiempo para los amigos reales
Muchos humanos, y menos humanidad
Relojes caros y sin tiempo para nada.
Caminantes en Mompita - Foto Jucarob
Vuelva a valorar lo que realmente tiene valor.
Oiga y observe lo que es realmente bello.
Tenga tiempo de calidad con Dios, con usted mismo,
con su familia y con sus amigos, pues la vida pasa....
ella es apenas un soplo, una vela encendida que un día se apaga.
Un comienzo y un fin.
Nacemos sin traer nada,morimos sin llevar nada....y
en el medio del intervalo entre la vida y la muerte,
peleamos por aquello que no trajimos y que no nos llevaremos....
Piensa en eso: Viva más, ame más, perdone siempre y sea más feliz