La iglesia ha trasladado la solemnidad de la Ascensión del
Señor, que se celebra un jueves, al séptimo domingo de Pascua.
Ascensión del Señor - Revista Ecclesia |
El libro de los Hechos de los
Apóstoles (1,1-11) nos relata cómo los discípulos quedaron asombrados
contemplando la Ascensión de Jesús, y de inmediato se le aparecieron "dos
hombres vestidos de blanco" que les preguntaron: "¿Por qué permanecen
mirando al cielo? Este Jesús que ha sido llevado al cielo, volverá así como lo
han visto marcharse". También el Evangelio de San Mateo nos cuenta
como el Señor Jesús, al ascender, le dice a sus discípulos: "Yo
estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo". Estas
descripciones de la Sagrada Escritura se convierten para nosotros en fuente de
esperanza, porque nos aseguran que Cristo no se fue para dejarnos solos, sino
que ascendió a los cielos para mostrarnos cuál es el verdadero destino de
los hijos de Dios: entrar en el santuario del Padre, la patria celestial.
Por otra parte, las palabras de
los hombres de blanco hacia los discípulos deben resonar en nuestras mentes
para que nos sitúen en la realidad y recordarnos que no debemos quedarnos
mirando al cielo, sino volver la mirada al mundo con el compromiso de trabajar
por el Evangelio para ser dignos de la gloria celestial, porque con la fiesta
de la Ascensión del Señor, vamos afirmando que nuestro camino no acaba con la
muerte y en la nada, sino que nuestra vida se dirige a la gloria del cielo y a
la plenitud de la paz.