La fiesta de Jesús Misericordioso se celebra el segundo domingo de Pascua, en el que se hace memoria del inmenso amor y misericordia que Dios tiene por nosotros.
Imagen Aciprensa |
La misericordia y el amor del corazón de Jesús son inagotables. El amor a las almas lo impulsó a dejarnos el Sacramento de la Penitencia para perdonarnos, no una vez ni dos, sino cuantas veces necesitemos recobrar la gracia perdida a causa del pecado.
El sacramento de la Reconciliación es una de las siete fuentes de Misericordia brotadas del corazón herido y abierto de Cristo. Él quiso que el hombre se reconciliara con su Padre por el baño purificador de su Sangre. Por eso Jesús instituyó el sacerdocio, para llevar su redención a todos los hombres de todos los tiempos y lugares. Jesús les dio el poder de perdonar los pecados y devolvernos el Espíritu de Dios. ¡Que increíble, tremendo y grandioso poder! ¡Cómo tenemos que venerar y respetar a nuestros sacerdotes, y ayudarles para que reconozcan y respeten su propia dignidad y grandeza!
Jesús dijo a Santa María Faustina Kowalska: Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia.
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