Cruz de la Catedral de Sal de Zipaquirá. Imagen Jucarob |
Los cristianos hemos de glorificarnos en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo: en Él está nuestra salvación, vida y resurrección; Él nos ha salvado y liberado ( Gálatas 6,14).
La cruz es la más bella historia de amor. Jesús se despojó a sí mismo y se abajó para salvarnos, pues es en ella donde nos mostró que su amor no tenía límites y que ni siquiera el miedo a la muerte podía hacerlo retroceder en su compromiso por la salvación de todos los hombres.
Señor Jesús, Tú eres la vida verdadera y el pan que sacia toda hambre. Te rogamos, amado Maestro, que fortalezcas nuestra fe, y que en medio de las situaciones oscuras de la vida, enfermedad, pobreza, soledad, maltrato, fatigas, no decaigamos, sino que al mirarte colgado de la cruz, recordemos que fuimos salvados por el precio de tu preciosa sangre.
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