jueves, 30 de noviembre de 2017

Un llamado a la santidad.

Todos los que creen en Cristo, sin importar pueblo o raza a que pertenezcan, reciben la invitación que cambia y transforma su vida radicalmente: "Un llamado a la santidad", lo que significa sobretodo, en el lenguaje del Apóstol San Pablo, "pertenecer y estar consagrados a Dios por el Bautismo", y por fuerza de esta consagración, hacerse santos personalmente.

La Santidad es igual que la salvación, es ofrecida a todos los hombres: "Porque yo soy Yavé, Dios de ustedes, santifíquense  y sean santos, pues Yo soy Santo". (Lev. 11,44), había dicho ya Dios al pueblo de Israel; y Jesús puntualizó: "Sed perfectos como perfecto es vuestro Padre Celestial. (Mat. 5,48).
Jesús no dirigió estas palabras a un grupo escogido de personas, ni las reservó a sus Apóstoles o a sus íntimos, sino que las proclamó ante la multitud que le seguía.

Llamado a la Santidad - Imagen Laus Deo
La Santidad no consiste en empresas extraordinarias, sino que se reduce a la línea del deber, y por lo tanto está al alcance de todas las personas que aman al Señor.

Pero este cumplimiento de las obligaciones debe ser exacto y constante. Exacto: sin negligencias, solícito siempre por agradar a Dios en cada acción, dispuesto a abrazar con amor todas las expresiones de su voluntad. Constante: en todas las circunstancias y situaciones, aún en las menos fáciles y gratas, aún en los momentos oscuros de tristeza, cansancio y aridez; y esto se hace día tras día.

La esencia de la Santidad consiste en la perfecta unión con Dios.

Nunca nos convenceremos  suficientemente de que el camino derecho para llegar a la Santidad es el señalado por Dios mismo y no el elegido a nuestro talante. O el hombre se hace santo a modo de Dios o no se hará santo de ninguna manera; o se deja llevar por Él, o nunca llegará a la meta.

viernes, 24 de noviembre de 2017

Excelente mensaje para todos los padres e hijos.

Un joven fue a solicitar un puesto gerencial en una empresa grande.
Pasó la entrevista inicial y ahora iba a conocer al director para la entrevista final.
El director vio en su Currículum Vitae sus logros académicos y eran excelentes. Y le preguntó:
"Recibió alguna beca en la escuela? El joven respondió: "No".
"Fue tu padre quien pagó tu colegiatura?"
"Mi padre murió cuando yo tenía un año de edad, fue mi madre la que pagó". Respondió.
"Dónde trabaja tu madre?"
"Mi madre trabaja lavando ropa"
El director pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.
"Alguna vez has ayudado a tu madre a lavar ropa?"
"Nunca, mi madre quiso siempre que estudiara y leyera más libros. Además, mi madre puede lavar la ropa más rápido que yo". El director dijo:
"Tengo una petición. Cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu madre, y luego ven a verme mañana por la mañana".
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta Cuando regresó a su casa le pidió a su madre que le permitiera lavar sus manos.
Su madre se sintió extraña, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo.
El joven lavó las manos de su madre poco a poco.
Rodó una lágrima al hacerlo.
Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su madre estaban tan arrugadas y tenían tantos moretones.
Algunos hematomas eran tan dolorosos que su madre se estremeció cuando él la toco. Esta fue la primera vez que el joven se dió cuenta de lo que significaban este par de manos que lavaban la ropa todos los días para poder pagar su colegiatura.
Los moretones en las manos de la madre eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro.
Después de limpiar las manos de su madre, el joven se puso a lavar en silencio toda la ropa que faltaba. Esa noche, madre e hijo hablaron durante un largo tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director.
El director se dió cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó:
"Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?" El joven respondió:
Lavé las manos de mi madre y también terminé de lavar toda la ropa que quedaba. Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mi madre, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi madre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia.".
El director dijo:
"Esto es lo que yo busco en un gerente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida. Estás contratado".
Familia - Imagen Locuelos

Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado lo que él quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. Ignoraría el esfuerzo de sus padres.
Si somos este tipo de padres protectores, realmente estamos demostrando el amor o estamos destruyendo a nuestros hijos?
Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de piano, ver una gran pantalla de televisión. Pero cuando estás cortando el césped, por favor que él también lo experimente.
Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas.
No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque quieres amarlos y de manera correcta.
No importa cuan rico seas, lo que es necesario que lo entiendan. Un día tu pelo tendrá canas, igual que la madre de ese joven. Lo más importante es que tus hijos aprendan  a apreciar el esfuerzo y tengan la experiencia de la dificultad y aprendan la habilidad de trabajar con los demás y hacer las cosas a satisfacción.

                                                                                                                        Autor desconocido. 

martes, 21 de noviembre de 2017

Un "Profeta orante y sufriente".

El Papa Benedicto XVI enseñó que el significado de esta solemnidad es "contemplar el luminoso ejemplo de los Santos", quienes suscitan en nosotros el gran deseo de imitarlos en el vivir cerca de Dios.

Día de todos los Santos - Imagen Aciprensa
Todos estamos llamados a ser santos. ¿Cómo llegar a serlo? Para ser santos no es preciso realizar acciones y obras extraordinarias, ni poseer carismas excepcionales; es necesario creer en Jesús, creerle a Jesús, escuchar, obedecer a Jesús y seguirlo sin desalentarse. Esa innumerable muchedumbre de Santos que pueblan el Reino de los Cielos "que está en presencia del Cordero" comprende a todos los "siervos de Dios", a los que la iglesia ha decretado este título mediante la canonización, y a cuantos, en número inmensamente superior, han alcanzado la meta de la salvación, la eterna visión beatífica de Dios. Hoy todos estos santos  que tuvieron fe en la promesa de Cristo, a pesar de las fáciles seducciones del mal y de la aparente derrota del bien, "se alegran y exultan" por la gran recompensa que les ha hecho un Rey incomparablemente misericordioso y generoso.  Es la oportunidad precisa para que nos cuestionemos como cristianos. ¿Somos de aquella mayoría que camina hacia adelante porque eso hacen todos? O somos de aquellos que damos testimonio hasta las últimas consecuencias y no nos dejamos amedrantar por las persecuciones o las dificultades.

El Evangelio presenta el itinerario que debemos seguir para ser santos y encontrarnos un día con nuestro Creador: las bienaventuranzas, que se resumen en ayudar,consolar,confiar, orar y servir sin condición.

Busquemos el tiempo antes de que se acabe el tiempo para limpiarnos con el Sacramento de la Reconciliación (Confesión) y demos el primer paso para nuestra santidad, viviendo lo que Jesús nos dice a través de la lectura de la Sagrada Escritura. No amamos a Jesús porque no lo conocemos.

Presentación de la Santísima Virgen María.

Presentación de la Virgen María - Imagen Aciprensa
La presentación de la Santísima Virgen María que se celebra el 21 de Noviembre, tiene una gran importancia, no solo porque en ella se conmemora uno de los "misterios" de la vida de la que Dios eligió a María como Madre de su Hijo y como Madre de la Iglesia, también se alude a la "Presentación" de Cristo y de nosotros al Padre.

La presentación de María en el templo no lo narra ningún texto de la Sagrada Escritura. De esta celebración hablan con muchos detalles los apócrifos, estos son escritos muy antiguos. Pues bien, esos apócrifos dicen que se hizo con pompa. María según la promesa de sus padres San Joaquín y Santa Ana, fue llevada al templo a los tres años, no solo para cumplir con una tradición del pueblo de Israel, sino  con el fin de consagrarla al Señor desde su infancia, para reiterar que su amor más grande era para el Señor de Señores, para el Rey de Reyes porque desde el primer instante de su concepción Inmaculada estaba llena de gracia.

Estos años de vida, hasta el momento de su matrimonio con San José, María preparó su cuerpo y sobre todo su alma, para recibir al Hijo de Dios, viviendo en sí misma la palabra de Cristo; "Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la practican"

María amaba el silencio, "guardaba todas las cosas en su corazón", y durante este tiempo dispuso en recogimiento su alma para cumplir con la voluntad del Señor. Sigamos el testimonio de la Madre del Redentor, imitemos sus virtudes y sirvamos con generosidad en el templo del Señor.


miércoles, 1 de noviembre de 2017

Solemnidad de Todos los Santos

El Papa Benedicto XVI enseñó que el significado de esta solemnidad es "contemplar el luminoso ejemplo de los Santos", quienes suscitan en nosotros el gran deseo de imitarlos en el vivir cerca de Dios.

Día de todos los Santos - Imagen Aciprensa
Todos estamos llamados a ser santos. ¿Cómo llegar a serlo? Para ser santos no es preciso realizar acciones y obras extraordinarias, ni poseer carismas excepcionales; es necesario creer en Jesús, creerle a Jesús, escuchar, obedecer a Jesús y seguirlo sin desalentarse. Esa innumerable muchedumbre de Santos que pueblan el Reino de los Cielos "que está en presencia del Cordero" comprende a todos los "siervos de Dios", a los que la iglesia ha decretado este título mediante la canonización, y a cuantos, en número inmensamente superior, han alcanzado la meta de la salvación, la eterna visión beatífica de Dios. Hoy todos estos santos  que tuvieron fe en la promesa de Cristo, a pesar de las fáciles seducciones del mal y de la aparente derrota del bien, "se alegran y exultan" por la gran recompensa que les ha hecho un Rey incomparablemente misericordioso y generoso.  Es la oportunidad precisa para que nos cuestionemos como cristianos. ¿Somos de aquella mayoría que camina hacia adelante porque eso hacen todos? O somos de aquellos que damos testimonio hasta las últimas consecuencias y no nos dejamos amedrantar por las persecuciones o las dificultades.

El Evangelio presenta el itinerario que debemos seguir para ser santos y encontrarnos un día con nuestro Creador: las bienaventuranzas, que se resumen en ayudar,consolar,confiar, orar y servir sin condición.

Busquemos el tiempo antes de que se acabe el tiempo para limpiarnos con el Sacramento de la Reconciliación (Confesión) y demos el primer paso para nuestra santidad, viviendo lo que Jesús nos dice a través de la lectura de la Sagrada Escritura. No amamos a Jesús porque no lo conocemos.