Todos, tenemos un Padre inmensamente poderoso y rico en misericordia.
¡Cuán poco es conocido y amado Dios como Padre! ¡Consecuencia del pecado original!. Cuánto sufren los hombres, huérfanos por ignorancia y culpa, por no conocer y amar a su padre del cielo!...Si Jesús bajó a la tierra fue, en primer lugar, para que su Padre y Padre nuestro fuese nuevamente conocido, respetado y querido por sus hijos: Padre, el mundo no te ha conocido....Yo les he dado a conocer tu nombre, para que el amor con que Tú me has amado, esté en ellos y yo en ellos". (Juan 17,25-26).
Al Padre, tu Creador, dale gracias por el don de la vida. Cada mañana debes caer en la cuenta que tú existes porque un Padre muy dulce y bueno te soñó y te creó y quiere tenerte un día, consigo en el cielo; que, por consiguiente eres su hijo y debes esforzarte al máximo por agradarlo. No le causes ningún disgusto, prométele ser un hijo tierno y fiel, y pide esa gracia a María, Hija perfecta del Padre Celestial. "la única criatura que no dio nunca un disgusto a su Creador". (Santo Cura de Ars).
"Cuan dulce es poder llamar a Dios Nuestro Padre". (Santa Teresita del Niño Jesús)
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