sábado, 27 de agosto de 2016

Madre que lloró y rezó durante 32 años por la conversión de su hijo.

Santa Mónica (Año 332 - 387)
Santa Mónica, educada en la modestia y en la sobriedad, la perfecta casada, mujer de un solo hombre, Patricio, (hombre pagano y de temperamento violento) había aprendido a no contrariarle cuando estaba de ira, no solo con los hechos, sino ni siquiera con la palabra. Pero al verlo tranquilo aprovechaba la oportunidad para hacerle ver su comportamiento cuando su irritación se había pasado de la raya. Toleró los ultrajes de sus infidelidades conyugales hasta el punto de no tener en ese aspecto la más mínima discusión con él. Esperaba que la misericordia de Dios descendiera sobre él. La castidad conyugal vendrá como consecuencia de su fe en Él.

Santa Mónica, sufrió, lloró y rezó por su hijo Agustín hasta los 32 años de su existencia, debido a que su vida fue una cadena continua de faltas y de miserias morales.

Con razón un obispo le había dicho a ella al verla llorar y rezar tanto por la conversión de Agustín: "Es imposible que se pierda un hijo por el cual ha rezado y llorado tanto".

Agustín recibe solemnemente el bautismo de manos del gran arzobispo San Ambrosio. La santa madre no se cambiaba por nadie. Ya he logrado todo lo que anhelaba en esta vida: verte cristiano católico. Ahora podía partir contenta para la eternidad. Y expiró en sus brazos dulcemente.

La oración que Dios no oye, es la que no se hace.

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